HISTORIAS

EL GÜERO

«El Güero», para el mundo latinoamericano, significa el extranjero, el rubio, el forastero. Esta es, precisamente, una historia de güeros.

Encuentros casuales que se convierten en amistades: conoces a alguien en un viaje y luego lo pierdes de vista. Más tarde lo vuelves a ver, de nuevo, por casualidad.

Conozco a Mattia hace 10 años en Byron Bay, en Australia. Mattia había empezado hacía poco tiempo a trabajar en un local que gestionaba otro compatriota, mientras que yo estaba terminando un largo y apasionante invierno de vagabundeo. Nos encontramos de nuevo en una circunstancia similar unos años después en Suyalita (México), donde Mattia mientras tanto ha abierto una pizzería. Su pasión por el surf, en especial por las tablas largas, es uno de los motivos que lo han llevado hasta allí, pero ahora, unos años después, debido a la masificación y a su carácter un poco esquivo, necesita nuevos estímulos.


Al encontrarnos de nuevo, hablamos durante mucho tiempo de viajes; el síndrome del viajero eterno no perdona. Me cuenta que cada año, durante la época de verano, consigue concederse un poco de tranquilidad emprendiendo nuevas aventuras con su compañera y sus dos hijos pequeños. Deja huella la que lo lleva desde México hasta Alaska, recorriendo toda la costa Pacífica y Atlántica del continente en un 4x4 equipado para acampar. Justo en ese viaje encuentra el lugar de sus sueños en la península de Baja California.

Y justo allí nos volvemos a encontrar, cuando me acoge en su casa, en lo que muchos podrían considerar un pequeño pueblo polvoriento dejado de la mano de Dios, si no fuera por ese entorno increíble que produce olas impresionantes.

La península de Baja California siempre ha sido un lugar exótico, no el típico destino de surf para uno como yo que viene del viejo continente. Amplios espacios abiertos, carreteras infinitas, colores y atmósferas contrastantes. Un trozo de paraíso donde aún es posible disfrutar de la aventura y de lo que desde nuestro punto de vista se considera un auténtico viaje de surf.

Un lugar fabuloso, donde los largos pointbreaks permiten disfrutar momentos épicos sobre la tabla. Una tranquilidad y una energía que te remueve por dentro y te hace desear un cambio de vida, volver a poner todo en juego. Como ha hecho Mattia al decidir instalarse allí, como «güero».


Gracias, Mattia.


Film & Edit: Jacopo Cosmelli
Rider: Alessandro Ponzanelli
Music: Giovanni Briganti
Still Photography: Filippo Maffei
Special thanks: Mattia Dalvit